sábado, 7 de julio de 2007

El mirlo (continuación)


Nos hemos sentido muy honrados de haber tenido como huéspedes de honor a una pareja de mirlos (tordos) que han elegido nuestro balcón para hacer su nido y criar a sus polluelos, los que, hace un par de días, han emprendido el vuelo abandonando el nido que los cobijó durante varios días.
Es la ley de la vida. Desde ahora "mi casa es tu casa", como decimos los latinos y pueden volver cuando lo estimen conveniente.
Hubiésemos querido tenerlos con nosotros por tiempo indeterminado.
Y como diría San Francisco de Asis, el hermano mirlo con su familia ahora son parte nuestra. Hemos seguido durante semanas, con mucho sigilo, tratando de no interferir en todo el proceso de anidar, criar y alimentar a los nuevos torditos a los que hemos bautizado como Tania y Carlos.
Habiendo tantos balcones en los edificios aledaños y en los apartamentos vecinos, que hayan elegido el nuestro es un verdadero privilegio. Una gran bendición del cielo.