En estas fechas y al ver tantas flores y una sinfonía de insectos, siempre me acuerdo de un chiste que habla del abejorro:
"Según las leyes de la aerodinámica el abejorro no podría volar, pero como el abejorro no tiene idea de aerodinámica, vuela no más".
Sabemos del delicado vuelo de la mariposa, el sofisticado y molesto vuelo de la mosca, el rítmico vuelo de la abeja, pero llama poderosamente la atención el "imposible vuelo del abejorro" y aquí viene lo interesante de este chiste que no es chiste:
Los expertos en aerodinámica dicen que sería imposible que el abejorro con esa estructura corporal pudiera volar: Tiene una masa corporal demasiado grande para ser movida con alas tan pequeñas, por lo tanto es imposible que ese "bicho" pueda volar.
Habría que corregir su diseño estructural:
-Reducir su abdomen en un 40 % de su tamaño.
-Agrandar sus alas en un 100%.
-Quitarle la vellocidad que cubre su cuerpo para que pueda desplazarse mejor.
Aún con estos cambios sería un volador muy torpe y no podría mantenerse suspendido en el aire por mucho tiempo.
Entonces, aprendamos del abejorro:
"Nosotros mismos decidimos lo que queremos y esperamos de nosotros".
"Si pensamos negativamente, lograremos muy poco".
"Si pensamos positivamente alcanzaremos lo que queremos".
A lo mejor no, porque la fe no mueve montañas. No me vengan con cuentos. Es un decir, porque si se pudiera, no estaríamos donde estamos. Estaríamos moviendo montañas como locos. Las de aquí para allá y las allá para acá. Caminos rectos entre Santiago y Mendoza y entre Antofagasta y Salta y el Morro de Arica que va y viene. Un día allá y otro día acá.
A lo mejor podemos volar, pero cuidado, no nos vaya a pasar lo que a Icaro.
Qué es la "contumelia"?
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