Soy un joven envejecido por el tiempo. Aún no sé quien soy ni que hago aquí en este planeta. Hace 100 años yo no estaba en ninguna parte y de pronto salgo al escenario sin haber estudiado un libreto, ni haber ensayado el papel que tengo que representar. Tengo que actuar sin ser artista, improvisar sin saber qué improvisar. Voy conduciendo un coche en una noche oscura. El coche no tiene luces ni frenos. No veo el camino, pero tengo la impresión que estoy al borde de un precipicio. Lo sé porque lo he soñado y es en los sueños donde lo hago mejor: Perdido, sin rumbo. Por lo menos en sueños tengo un coche, pero sin frenos ni luces.
Qué bonito!!
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