"Méjico lindo y querido
si muero lejos de tí,
que digan que estoy dormido
y que me traigan aquí"...
Fue en el año 2000 que nos las emprendimos a la tierra de Pancho Villa y de Emiliano Zapata para conocer esa tierra de charros y mariachis. Recuerdos inolvidables de gente y lugares que habíamos visto en el cine o en la televisión, pero que en vivo y en directo es algo que uno tiene que vivirlo para poderlo contar.
El viaje lo hicimos en compañía del "Grupo tital", que ya ha sido presentado anteriormente. Estuvimos una semana en Ciudad de México y una semana en Acapulco, dos puntos obligados cuando uno quiere ver algo que valga la pena. Una capital grandiosa en toda la extensión de la palabra con 20 millones de habitantes.
Una semana es muy poco tiempo, pero suficiente como para estar en la plaza Garibaldi y cantar "EL Rey", acompañado por mariachis y una vuelta por Xochimilco y ya. Quedó mucho por ver, entre otras Teotihuacán, pero para otra vez será (?).
Acapulco es ahora accesible para nosostros, pero hace 30 o 40 años, ni en sueños. Ocurre que el espectro turístico se trasladó a Cancún, porque la imagen de Acapulco ya se había desgastado y su opulencia de otrora estaba ya pasada de moda. Ya no estaba Elvis Presley ni Frank Sinatra ni los cientos de artistas de Holywood que iban casi todos los fines de semana a pasarlo bien en las lujosas mansiones que tenían allí y que ahora pertenecen a personas totalmente desconocidas en la vida social y que pagaron un buen precio por esas "mediaguas".
Este viaje fue un viejo sueño hecho realidad, de todas maneras. México es México y es mágico, al menos para los que alcanzamos a ver la películas de Cantinflas y tantos otros artistas.
"No tengo trono ni reina,
ni nadie que me comprenda,
pero sigo siendo EL REY" ...
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